La solución consta de un agente de seguridad para puntos finales, desplegado en los sistemas supervisados, y un servidor de gestión, que recoge y analiza los datos recopilados por los agentes,
que nos permite detectar y responder a las amenazas de forma activa. Esta herramienta escanea los sistemas monitorizados en busca de malware, rootkits y anomalías sospechosas. Pueden detectar archivos ocultos, procesos encubiertos o escuchas de red no registradas, que puedan representar un peligro para la integridad, confidencialidad y disponibilidad de los sistemas de información de las Fuerzas Armadas.